Vida de Santo Domingo


Santo Domingo, viendo que la gravedad de los pecados de la gente obstaculizaba la conversión de los albigenses, se retiró a un bosque cerca de Toulouse, donde rezó continuamente durante tres días y tres noches. Durante este tiempo no hizo más que llorar y hacer duras penitencias para aplacar la ira de Dios. Usó tanto su disciplina que su cuerpo fue lacerado, y finalmente cayó en coma.